viernes, 5 de febrero de 2010

LA NEVERA DEL AYUNTAMIENTO




LA NEVERA DEL AYUNTAMIENTO

Visitando en compañía de mi hijo las ruinas del Seminario de Belchite, vimos en sus proximidades una curiosa edificación que, al principio, pensamos sería alguna fortificación de la guerra de 1936-1939. Al llegar a ella, quedamos sorprendidos al comprobar que se trataba de una especie de sótano, de amplias dimensiones, en forma circular cuya profundidad, a pesar de estar parcialmente cegado, podría alcanzar los cuatro o cinco metros, y cubierto de una singular bóveda de piedra. Por los laterales existían algunas entradas o ventanales pero no hay escalera alguna para bajar al fondo.

Realmente se trataba de una edificación original ya que no se encuentra otra semejante en Belchite, en donde la bóveda se utilizó en los edificios religiosos y utilizando para ello el ladrillo.

Según la información que pudimos recoger se trataba de la “nevera del Seminario o de los estudiantes” por su proximidad a este lugar, ya que no conocemos tenga otra relación con ellos. Posteriormente hemos sabido que también se llamaba “la nevera del Ayuntamiento” porque sería su propietario.

Se utilizaba para almacenar nieve durante el invierno colocando, alternativamente, capas de nieve bien prensada y de paja (que favorecía su aislamiento y conservación) hasta rellenar la cavidad, quedando una cámara de aire en la parte superior. El recinto se cerraba herméticamente. El grosor de las paredes (recubiertas por la parte exterior de argamasa) contribuía a mantener una temperatura adecuada. Cuando convenía, se sacaba el hielo para su utilización.

Estas construcciones se encuentran también en otros pueblos de la zona, como Azuara, Moyuela, Tosos, Villanueva de Huerva y Fuendetodos. En este último, eran más abundantes debido a su situación y altura. Se cree que pudieron contarse de quince a veinte neveras o pozos de hielo, basándose en los restos encontrados y en los datos que figuran en el catastro de la propiedad urbana de 1819. Desde Fuendetodos el hielo, troceado y preparado convenientemente, era transportado en carros, durante la noche, a los diferentes lugares de venta, especialmente a Zaragoza.

Con la obtención del hielo por procedimientos industriales, terminó esta actividad. Hoy las neveras son recuerdos de tiempos pasados.

JULIO MARTÍN BLASCO

NOTA.- Las dos primeras fotos corresponden al interior y exterior de la nevera de Belchite. La foto tercera pertenece a la nevera de Fuendetodos

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